Distintos países, distintos ecosistemas y distintos valores.

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El michay: querido en casa;  premiado como planta de jardín en Gran Bretaña, e invasivo en Nueva Zelandia. Por Rocío Jaña, desde Christchurch, Nueva Zelandia.

El Michay (nombre científico: Berberis darwinii) es aquel arbusto pequeño, de hojas pinchudas verde oscuro, del cual nuestras abuelas sacaban tinturas de su corteza, y hacían mermelada de sus frutos. Se distribuye entre las regiones VII y XI, y, al ser una especie de los Bosques Templados del Sur de Sud-América, está presente en las mismas latitudes en Chile y Argentina.

El michay florece en Chile entre los meses de Septiembre y Noviembre, transformándose en un ramo gigante de pequeñas flores color naranjo brillante, muy llamativas. Sus frutos atraen aves, y sus semillas son dispersadas por éstas a través del paisaje. Estas mismas características, especialmente las flores, han motivado a gente en otros países a llevar el michay a sus jardines. En Inglaterra es una especie ornamental común (es decir, usada por su belleza para adornar los jardines y parques), e incluso recibió de la Sociedad Real de Horticultura el “Premio de Merito en Jardín”(Award of Garden Merit) por sus excelentes características como planta ornamental.

Sin embargo, no en todas partes el michay es querido. En Nueva Zelandia fue introducido como especie ornamental también, sin embargo en el año 1946 fue detectada creciendo en ambientes no urbanos. Desde entonces se ha ido investigando su dispersión en el país, y las características que la hacen un invasor exitoso. Es incluso una de las pocas especies invasoras que es capaz de crecer no solo en ambientes perturbados (como bordes de camino, o pastizales) sino también en bosque nativo. El michay en Nueva Zelandia se ha convertido en una amenaza seria para los ecosistemas nativos y la conservación de su biodiversidad.

Es importante tener presente que las diferentes plantas y animales, las diferentes “especies” que tenemos en Chile, han evolucionado como parte de una red. Ninguna especie esta ahí sin interactuar con otras, ya sea directamente (como las aves que se comen los frutos del michay) o indirectamente (las fecas de algunos animales aportan nutrientes para los suelos, lo que posibilita la germinación y el crecimiento de las plantas). Un árbol, una flor que crece en nuestros ecosistemas nativos no necesariamente será igual de beneficiosa en otros lugares, donde ella no está naturalmente. En Chile tenemos la experiencia de recibir especies invasoras de otros países, como por ejemplo el espinillo (Ulex europaeus) y el retamo (Cytisus scoparius) traídos de Europa.

Por esto, siempre debemos tener cuidado de no llevar plantas o semillas desde un lugar a otro, cuando no sabemos si está presente ahí con anterioridad. Esto no se limita sólo a llevar semillas de un país a otro, sino a tener precaución con las patillas que a veces cortamos en los caminos para plantar en casa, o lo que llevamos al bosque, o mejor aún, lo que uno planta en su jardín. Con respecto a este último punto, siempre es mejor preferir las especies nativas de la zona, en Chile tenemos muchas plantas con hermosas flores (el chilco, el michay, el calafate, ulmo, notro, etc) por lo que es nuestro deber protegerlas y valorarlas.